jueves, 27 de junio de 2013

Siglos XVII y XVIII de Europa y América



El arte en el siglo XVII




Abarca todo el siglo XVII y parte del XVIII. Contrasta con el renacimiento y se caracteriza por lo irregular y lo complejo que es. Constituye la respuesta estética de las circunstancias religiosas (guerras de religión y contrarreforma), políticas (absolutismo) y económicas (mercantilismo).

Los arquitectos fueron requeridos por los monarcas absolutos para construir mansiones que fueran el reflejo de su enorme poder, por ejemplo, el Palacio de Versalles. El Protestantismo, surgido en el siglo anterior, se opuso al Catolicismo, dispuesto a defender sus dogmas. La Iglesia Católica mostraba una fastuosa decoración que tuvo como objetivo oponerse de forma consciente y voluntaria a la austeridad de los templos protestantes, en los que no había imágenes. Las obras de arte eran encargadas por la nueva burguesía y reflejaban un sentimiento más intimista y cotidiano (retratos, temas domésticos, flores…)

El Barroco propuso nuevos valores estéticos en los que predominaba:



1- El movimiento, con la utilización de las formas curvas, de lo cóncavo y lo convexo. Ej. Columnas salomónicas.

2- La luz y el color, más que el dibujo, para crear formas. Los contrastes muy fuertes entre luces y sombras.

3- El realismo en las representaciones, con el objetivo de hacerlo de forma que emocione o sorprenda el espectador.

4- El gusto por lo teatral y escénico. El arte barroco está lleno de simbolismos como un decorado teatral que pretende introducir al espectador en el mundo de los sentimientos y las sensaciones.

 Pedro Pablo Rubens: El descendimiento de la cruz, 1612.

                                             Vermer: La copa de vino, 1658.




El absolutismo


Luis XIV


Esta teoría política del poder se fundamentó en las teorías de Juan Bodino, autor del tratado "De la République" y Tomas Hobbes, autor de "Leviathan". Su máximo desarrollo lo tendrá en la Francia de Luis XIV, siendo este soberano la clásica representación de la palabra "Absolutismo". Pero durante todo el siglo XVII y parte del XVIII se extenderá por toda Europa y otros continentes. Así tenemos los Estuardo en Inglaterra y los Austrias en España con claros ejemplos en Carlos II de Inglaterra o Felipe II y Felipe IV de España.La tesis general que fundamenta la soberanía absoluta está basada en el concepto de que el hombre en estado natura desarrolla el egoísmo por lo que se desata la guerra todos contra todos, por ello para subsistir necesitan convenir un contrato por el cual transfieren sus derechos naturales al Estado, cuya soberanía sobre los súbditos es absoluta, indivisible e irrevocable. Este estado está representado de la forma más perfecta por una persona "El Rey". Más tarde Jacques Bossuet, predicador de Luis XIV acentuó el origen divino del derecho del monarca, quién por ser representante de Dios no es responsable ni ante la Iglesia ni ante el pueblo.


El rey: autoridad suprema.
La cabeza del Estado absolutista era el rey, dueño de un poder ilimitado. Era el principal responsable del reino y sus súbditos. Los monarcas absolutistas eliminaron todos los obstáculos a su autoridad; para ello limitaron las atribuciones de las asambleas de representantes (Cortes en España, Parlamento en Inglaterra, Estados Generales en Francia).
El gobierno se centralizo a través de los consejeros reales. El cargo de primer ministro cobró mucha importancia y lo desempeñaba una persona de confianza del soberano.

 Las teorías del poder absolutista.
Hubo muchos pensadores y filósofos que escribieron ensayos para justificar el absolutismo. Los juristas adjudicaron al rey todos los poderes del Estado; mientras que los teólogos consideraron que el poder real procedía de Dios.
Entre los principales ideólogos del siglo XVII tenemos:

A. Jacques Bossuet (1627 – 1704).
Obispo francés, sostenía que el poder de los reyes provenía de Dios. Por ello, el monarca no tenía que rendir cuentas de su gestión a nadie.

B. Thomas Hobbes (1588 – 1679).

Filósofo ingles, que a través de su obra Leviatán (1651) afirmó que todos los hombres son iguales y tienen los mismos fines, pero que al buscarlos simultáneamente se convierten en enemigos implacables. En consecuencia para poder llevar una vida en sociedad debían ceder parte de sus derechos al Estado, para ello es necesario tener un poder fuerte concentrado en la figura real, quien así acumulaba todos los derechos a los que el hombre había renunciado.

 Críticas al Absolutismo.
Como es lógico, al mismo tiempo, empezaron a surgir las críticas al absolutismo.

a. Juan De Mariana (1536 – 1624).
Quien, siendo defensor del absolutismo, sostenía que el rey recibía el poder de Dios a través del pueblo, donde el rey solo era el administrador de ese poder, pero si lo ejercía sin respetar la ley de Dios podía ser ajusticiado.

b. Jhon Loke (1632 – 1704).
Concordaba con las ideas de Tomas Hobbes. Sien embargo, Locke consideraba que el gobierno debía de estar limitado por reglas que le prohibieran afectar los derechos a la propiedad y a la libertad individual. Asimismo propugno un sistema de control y la división de poderes. Del mismo modo, en su obra: Dos tratados sobre el gobierno civil (1690), afirmó que la soberanía no reside en el Estado sino en la gente y que el Estado es supremo solo si respeta la ley civil. Finalmente, era partidario de la libertad religiosa y de la separación de la Iglesia y el Estado.

 Países no absolutistas.
El absolutismo se impuso en Europa. Sin embargo, en Inglaterra y Holanda que iban a la cabeza de la economía europea en el siglo XVII, triunfaron sistemas distintos.

a. Inglaterra.
El Parlamento se impuso al rey, a quien le hizo jurar solemnemente una Declaración de Derecho (1689). Donde se limitaba el poder del rey.

b. Holanda.
Fue una república de burgueses, cuya principal actividad era el comercio marítimo.






Las monarquías




Si el siglo XVII ha sido calificado de "trágico" es porque su evolución aparece indisociablemente ligada a la actividad guerrera. Es un periodo en el cual la devastación y los desastres no cesan, en el que la ciega violencia de los ejércitos se ensaña con los sectores menos protegidos de la sociedad, haciendo recaer todos los males de la guerra sobre los campesinos, sobre las mujeres y sobre los inermes habitantes de las ciudades. No es de extrañar, por consiguiente, que los europeos del siglo XVII tuvieran una idea particularmente dramática de la época que les tocó vivir. Llamaron mundus furiosus, mundo enloquecido, a ese abigarrado escenario de tumultos y agitaciones, de operaciones e intrigas, en el cual los hombres se devoraban entre sí como lobos hambrientos. Esta edad de desorden, de destrucción y de derrumbamiento de la jerarquía es conocida como el Siglo de Hierro.

El antifiscalismo se convertirá también en una enfermedad epidémica de la centuria. Las revueltas antifiscales abundarán por toda Europa, hasta tal punto que la fractura entre las poblaciones y el soberano parecerá tan profunda como irremediable. No obstante, quienes protestaban y se oponían al sistema impositivo carecían de perspectivas políticas, pues incluso los peores momentos de violencia antifiscal resonará el grito de "viva el rey". En la época barroca, el apego al soberano, al mito monárquico, está muy difundido y arraigado entre las capas populares, que no ambicionan en realidad un cambio en el sistema sociopolítico sino un remedio para sus carencias.

La monarquía absoluta conseguirá afirmarse aunque en un proceso no exento de sobresaltos, en Francia, el absolutismo se enfrentó con éxito no sólo al descontento creciente de las poblaciones rurales, sino también a la oposición de las grandes familias nobles del reino y de las corporaciones burocráticas ("la nobleza de toga"), recelosas ante el firme avance de la centralización absolutista que suponía la implantación de los intendentes. Parecidos motivos de descontento entre los estamentos privilegiados provocaron la crisis de la monarquía española, que estalló en 1640 en la regiones periféricas con la separación de Portugal, la sublevación de Cataluña y los intentos secesionistas de Andalucía y Aragón (en 1648).


Algunos Estados europeos se desligaron intencionadamente de esta evolución hacia el absolutismo. En el caso de Inglaterra, tal distanciamiento fue resultado de una profunda crisis constitucional provocada por la inequívoca política de los dos primeros Estuardos, tendente a alterar la situación de equilibro entre el parlamento y el rey en perjuicio del gremio estamental parlamentario. Del conflicto constitucional se pasó a la guerra civil (1640) que concluyó con la victoria del parlamento, la decapitación de Carlos I (1649) y el tránsito a una república (1749 - 1660) precidida por Oliver Cromwell.










LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA EN EUROPA EN EL SIGLO XVII








La Revolución científica es una época asociada principalmente con los siglos XVI y XVII en el que nuevas ideas y conocimientos en física, astronomía, biología, medicina y química transformaron las visiones antiguas y medievales sobre la naturaleza y sentaron las bases de la ciencia moderna. De acuerdo a la mayoría de versiones, la revolución científica se inició en Europa hacia el final de la época del Renacimiento y continuó a través del siglo XVIII.







El termino o concepto de revolución científico, lo debemos a los historiadores del periodo de l a ilustración, quienes calificaron las trasformaciones introducidas por Copérnico, Galileo, Newton y otros en la astronomía y física como rupturas revolucionarias con el pasado que iniciaron periodos nuevos en el pensamiento. Esta interpretación que ve el desarrollo de la ciencia puntuado por discontinuidades creativas interesa desde hace mucho tiempo a los historiadores






LA REVOLUCIÓN CIENTIFICA EN AMERICA


Durante la conquista de América los sacerdotes y frailes que se trasladaron al Nuevo mundo llevaron sus conocimientos médicos, los cuales se vieron enormemente enriquecidos por el contacto con chamanes indígenas que les trasmitieron su saber respecto del empleo de las plantas medicinales americanas. El hecho de realizar la señal de la Cruz por parte de los indígenas fue aprendido de los españoles, para evitar y alejar "conjuros sospechosos" de otras fuerzas espirituales







RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN AMÉRICA Y EUROPA 

SIGLOS XVII Y XVIII





EL RACIONALISMO: (del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que se desarrolló en Europa continental durante los siglos XVII y XVIII, formulada por René Descartes , que se complementa con el Criticismo de Immanuel Kant , y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo.



El EMPIRISMO: Es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. surge en la Edad Moderna. 

En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través de su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.






No hay comentarios:

Publicar un comentario